2015-07-27

El sábado 25 de julio se presentó en el salón de plenos del Ayuntamiento de Oiartzun el último trabajo de la asociación Kattin Txiki: Trabajadoriak. Frankismoaren gatibuak Oarsoaldean. En el documental se recogen testimonios de personas que estuvieron en los batallones de trabajadores, como los recientemente fallecidos Felix Padín, Guillermo Aizpuru o Marcelo Usabiaga, así como de Luis Ortiz Alfau, bilbaino de 99 años, quien fue testigo directo del sufrimiento de esos trabajadores. Ortiz estuvo presente en la presentación y en el sencillo homenaje que tuvo lugar posteriormente en el campamento Babiloni.

Luis Ortiz Alfau fue el protagonista principal del acto. Explicó a los asistentes, sin mayores problemas, todos los pasajes del documental, ya que los tiene muy vivos en su memoria. Ortiz pasó seis meses como esclavo en el campamento de Oiartzun y otros dos años en la zona navarra de Bidengoitze. Al concluir el acto remarcó que, si sigue vivo, estará de nuevo el año que viene en Oiartzun.

El último trabajo de Kattin Txiki ha recibido el apoyo del Ayuntamiento de Oiartzun y de la Diputación Foral de Gipuzkoa. El alcalde de Oiartzun, Jexus Leonet, tomó la palabra para decir que "tenemos derecho a saber la verdad" y para agradecer el esfuerzo que está haciendo la asociación Kattin Txiki para recuperar nuestra memoria histórica. Seguidamente intervino el miembro de la asociación Ramón Gaztelumendi, quien explicó las características de los 18 batallones de trabajadores que operaron en la zona. En ellos tomaron parte un total de 12.500 personas, construyendo carreteras y reparando las fortificaciones en lugares como Aritxulegi, Pikoketa, Jaizkibel, Lezo, Gaintxurizketa, Pasaia, Errenteria...

Tras la oresentación del documental en el Ayuntamiento, la gente se aproximó al antiguo campamento de Babiloni, donde aún quedan restos de los barracones utilizados por los batallones. Luis Ortiz Alfau y familiares de trabajadores esclavos tomaron parte en el homenaje. Ortiz realizó una ofrenda floral en honor de todos los fusilados. Un aurresku puso punto final al acto. 

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