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170.000 exiliados desde la guerra hasta la actualidad
2015-12-01
El Centro Carlos Santamaria de la UPV fue el escenario de la presentación del libro "Iheslariak. Exilio vasco (1936-2015)". Se trata del sexto trabajo monográfico realizado por la Fundación Euskal Memoria, una edición que roza las mil páginas. En el acto intervinieron Eugenio Etxebeste, antiguo exiliado, Ikerne Letamendi, nacida en el exilio, Mixel Mendiboure, presidente de Anai-Artea e Iñaki Egaña, autor del volumen. Karmele Urbistondo, miembro de Euskal Memoria, hizo las labores de presentación. Asimismo un nutrido grupo de antiguos exiliados acudió al acto de presentación.
Según señaló Etxebeste, iheslari es la palabra que mejor refleja su vivencia del exilio. No han sido exiliados, ni refugiados, ni asilados, sino iheslaris, huidos. En la mayoría de los casos se han mantendio en su puebo, en Ipar Euskal Herrria, pero en la clandestinidad o bajo la tolerancia del Estado. En todo caso, añadió Etxebeste, la decisión de marchar fue forzada y no voluntaria. El antiguo exiliado remarcó que no fueron agentes pasivos: "El exilio ha sido un elemento de lucha, un elemento activo, ha sido protagonista en la lucha de liberación nacional".
El testimonio de Ikerne Letamendi Urresti es el exilio mismo. Nació en el exilio en Paris y sus padres eran exiliados. Su padre, Txomin Letamendi Murua, bilbaino, fue comandante de gudaris en la guerra. Su madre, Karmele Urresti Iturrioz, de Ondarroa y enfermera. Se conocieron en Paris y de allí se fueron a Venezuela. Tres años más tarde regresaron a Euskal Herria, pero Txomin fue detenido y encarcelado. Como consecuencia de las torturas sufridas, su salud empeoró. Nada más salir de la cárcel, la enfermedad acabó con su vida. Ikerne Letamendi señaló en su intervención que habían tenido que pasar por innumerables dificultades a lo largo de la vida, desde la guerra hasta la actualidad. Su hijo, Robert Diaz Letamendi, fue detenido precisamente en Paris en 1992 y aún continúa en el exilio.
Tras las palabras de Ikerne Letamendi vino el turno de Mixel Mendiboure, presidente de Anai-Artea. En su intervención subrayó el trabajo realizado por su asociación hacia los huidos. Labores como encontrarles una casa, ayudar en sus problemas psicologicos o de salud, en una palabra servirles de refugio. Por cierto que en las últimas décadas 761 personas han sido detenidas en Ipar Euskal Herria por ofrecer ayuda a los exiliados.
Por último tomó la palabra Iñaki Egaña para, entre otras cosas, contabilizar el peso del exilio vasco. Desde la guerra de 1936 hasta hoy han sido 170.000 las personas que han tenido que huir de su pueblo. De todos ellos, unos 151.000 por causa de la guerra, si bien la mayoría pudo regresar a la par que empezaba la Segunda Guerra mundial. Luego, desde 1939 hasta 1960, se puede cifrar en 12.000 el número de personas huidas, muchas de ellas por razones económicas o para evitar realizar el servicio militar obligatorio. Durante la última etapa, la que va de 1960 hasta la actualidad, se calcula que han sido unas 3.000 las personas que han abandonado su pueblo por razones políticas. Como demuestran las cifras, Euskal Herria es un pueblo migrante, resaltó Egaña, ya que el rastro de los huidos vascos alcanza a 60 países diferentes.
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