Euskal Memoriako blogak

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Las Mujeres Modernas de Torre Urizar

2017-09-15

Julia Monge - Intxorta 1937 kultur elkartea

 

Hay barrios que guardan historias

historias habitadas por mujeres

mujeres que tejen futuros.

 

Estamos en 1933. Las mujeres de Torre Urizar, en el barrio de Irala (Bilbao), se han despedido de sus maridos, han peinado a las criaturas para ir a la escuela y poco a poco se van quedando solas. Compran, cocinan, limpian y salen de sus hogares para juntarse en la casa de una de ellas. Hablan, sueñan, organizan, y entretanto, van haciendo banderitas republicanas de cinta que venderán a un vecino que tiene un comercio de símbolos. Con el dinero que consiguen financian la Fraternidad de Mujeres Modernas. Llevan poco tiempo, el año pasado celebraron el primer aniversario de la República con una gran fiesta en el barrio: hicieron reuniones, prepararon a sus hijas y a sus hijos para una exhibición de danzas vascas, hubo conferencias, conciertos…, a partir de ahí decidieron constituirse en sociedad permanente. Y aquí están.

Hoy en el grupo cuentan con una invitada especial, no viene a coser, pero qué bien que está ahí, con ellas, quiere saber quiénes son y qué hacen. Su nombre es Josefina Carabias, tiene 25 años, es abogada, escritora, locutora, corresponsal y periodista, trabaja para la revista Estampa y en su visita a Bilbao le ha llamado la atención ¿Fraternidad de Mujeres Modernas? Quiere saber y pregunta. Las vecinas de Torre Urizar contestan:

Fraternidad quiere decir unión, convivencia franca y real de todas las vecinas de Torre Urizar. Mujeres porque es para nosotras y cabemos todas, cualquiera que sea la edad o el estado, no digo condición social porque aquí todas somos obreras. Y modernas significa que queremos romper con todo lo viejo y caduco y nos incorporamos a la vida actual, sin vacilaciones y llenas de valor.

No todas saben leer y escribir, pero están montando una biblioteca con libros donados que está a disposición de las asociadas y organizan conferencias trayendo aquí a las personas cultas que quieren hacernos ese favor. Cuentan con la complicidad de personas republicanas de Bilbao y de los socios de El Sitio. Preocupadas por la cultura a la que nunca han podido acceder, por su condición de pobres, luchan por cambiar el destino de sus menores.

A pesar de sus escasos recursos, las que pueden, pagan una peseta al mes en concepto de cuota, de este modo ayudan en lo posible a las asociadas que se encuentran en situación difícil.

Unidas, solidarias y alegres. Así son y así se perciben las mujeres que dan vida a la Fraternidad de Mujeres Modernas. Mientras ellas hilvanan sus sueños Josefina apunta:

Nosotras vivimos aquí apartadas y hemos procurado unirnos, no para hacer política, como algunos creen, sino para encauzar nuestra vida por derroteros de armonía, colaboración, cultura y un poco de alegría sana.

¿No hacen política? Bueno sí, pero la palabra asusta siempre un poco.

Las horas avanzan, se despiden, la periodista abandona el barrio y se dirige a Bilbao. Por el camino saborea las palabras, piensa en el mérito de estas mujeres, se siente en deuda con ellas, por eso, en su artículo pide a quien lo esté leyendo que envíen un libro a las vecinas del barrio de Torre Urizar. Seguro que van a agradecerlo.

Junio de 1937. Bilbao se desgarra. Franco habla: el pueblo vasco, que es un pedazo de nuestra querida España, acaba de ser arrancado por nuestros valerosos soldados de la tiranía y barbarie marxista, en la cuales vivió once meses. Hitler y Mussolini aplauden. El Generalísimo, reconfortado, acude a misa en Begoña. Al día siguiente The Times publica su entrevista: los separatismos vasco y catalán son construcciones artificiales a las que el pueblo no otorga ninguna simpatía. La unidad nacional española es un dogma inviolable. ¡Hay que ver, qué cosas! Han pasado 80 años y parece que le seguimos oyendo.

¿Qué fue de Josefina Carabias? Se exilió a Francia, parió una hija lejos de su gente, a su regreso a casa y durante unos años se llamó Carmen Moreno, siguió escribiendo.

¿Y las mujeres de Torre Urizar? ¿Alguien sabe algo? ¿Sus libros? ¿Sus sueños? Cuando Josefina quiso saldar la deuda con ellas solicitando un libro no podía imaginar que su mejor regalo iba a ser dejar constancia de su existencia, inmortalizarlas en la Estampa, ¡menos mal!

Nota: Quiero agradecer a Ana Blanco, vecina hoy de Iralabarri, el haberme facilitado una fotocopia de la mencionada revista Estampa, en la que aparece el artículo que ha dado pie a este escrito. Mila esker Ana! ♦